En palabras de la propia Wing, J. (2014): “El pensamiento computacional implica resolver problemas, diseñar sistemas y comprender el comportamiento humano, haciendo uso de los conceptos fundamentales de la informática”.
Otras definiciones de pensamiento computacional han ido surgiendo en la literatura científica desde entonces. Entre las más aceptadas se encuentran la de Aho y la de la Royal Society:
Aho, A. (2012): “El pensamiento computacional es el proceso que permite formular problemas de forma que sus soluciones pueden ser representadas como secuencias de instrucciones y algoritmos”.
Royal Society (2012): “El pensamiento computacional es el proceso de reconocimiento de aspectos de la informática en el mundo que nos rodea, y aplicar herramientas y técnicas de la informática para comprender y razonar sobre los sistemas y procesos tanto naturales como artificiales.”
Aunque no exista una definición en la que todo el mundo esté de acuerdo, sí existe una cierta unanimidad en aceptar que el pensamiento computacional es una habilidad que permite resolver problemas y comunicar ideas aprovechando la potencia que ofrecen los ordenadores.
Este enfoque se basa en la idea de que los ordenadores son máquinas muy precisas y rápidas, que no se cansan, no se aburren y realizan operaciones a toda velocidad, pero alguien les tiene que indicar cómo deben realizar las tareas, puesto que, al menos, por el momento, no piensan por sí mismos. Por el contrario, las personas son lentas e imprecisas, se aburren al hacer tareas repetitivas, cometen errores, incluso quieren dormir, comer y descansar, pero a las personas se les ocurren ideas brillantes. Y la combinación de la brillantez de las personas con la potencia de los ordenadores ofrece unas posibilidades más allá de la imaginación.