3.3. El papel de los centros escolares y del profesorado

Introducción

Como hemos visto en los bloques temáticos anteriores, los gitanos desde hace siglos sufren en España (y en el conjunto de Europa) un status subordinado y marginado, que la democracia ha mitigado, pero no ha hecho desaparecer. La educación constituye una palanca de promoción y un ámbito de convivencia, pero con frecuencia deviene en un reflejo de las desigualdades sociales y de la falta de comunicación existente entre los diversos grupos de la sociedad. Tal como hemos analizado también, en la actualidad –y ya desde hace décadas- tenemos una plena escolarización en Educación Primaria; pero el alumnado gitano presenta más dificultades y desigualdad escolar que el resto de la población estudiantil y un abandono escolar más temprano y, además, persiste la presión segregacionista, tanto inter-centros como en el seno de los propios centros escolares.

Si queremos ser sinceros con nuestras declaraciones democráticas, es urgente luchar por revertir la tremendamente injusta situación escolar actual y, para ello, se precisa adoptar con decisión y profundidad tanto políticas como prácticas educativas orientadas a mejorar el éxito y continuidad escolar del alumnado en el que, de facto, se están inhabilitando sus derechos, como es el caso de buena parte de la población gitana.

Obviamente, el reto que se nos plantea es hacer todo lo posible para que las potencialidades de la educación como herramienta de desarrollo integral para todas las personas y de cohesión social no se queden en mera retórica, sino que se hagan realidad. Y, desde las investigaciones que hemos presentado aquí y otras muchas [1] y desde la práctica cotidiana, tenemos evidencias suficientes de lo que se puede y se debe potenciar o implementar y de lo que es preciso transformar para que la equidad y la inclusión escolares se hagan efectivas.

A lo largo de este curso hemos tratado de mostrar que en “las dificultades para lograr una plena integración de la minoría gitana en los colegios” el sujeto de la reflexión no pueden ser solo “las dificultades de las minorías” [SUS dificultades]. Que, desde un enfoque sistémico, todos/as somos sujetos interconectados y que desde los diversos agentes educativos podemos hacer mucho para revertir la situación actual, fomentando sus virtualidades y actuando sobre los factores exclusores y los frenos y barreras existentes. Pero sabemos -también desde una visión sistémica e interactiva- que aquellos cambios que se realizan en una dirección nítidamente incluyente tienen una potencialidad de incidencia en el conjunto del sistema (que una modificación significativa en algún elemento del sistema puede propiciar un cambio en todo el sistema); y que, por el contrario, las soluciones intentadas que no vayan en una dirección incluyente son “más de lo mismo” y “constituyen parte del problema”, “en un juego sin fin” (Watzlawick, Weakland y Fisch, 1989)… que lo que hace es retroalimentar los recelos y prejuicios y derrotismos de los demás agentes educativos.

Como hemos señalado también en los bloques temáticos anteriores, debemos abandonar cualquier enfoque unidimensional y determinista de la desigualdad en la educación, pero también el enfoque ingenuo y conformista de pensar que cualquier cosa que hagamos sirve. Se trata de implementar todas las transformaciones positivas posibles y de asumir y afrontar las debilidades existentes, en la línea que señalara Ortega y Gasset: Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo. Queremos decir con esto que no podemos refugiarnos en que en otros niveles de intervención no se están realizando las actuaciones del modo que sería más deseable… pues eso no justifica la inacción o el derrotismo desde el campo de actuación que nos corresponde.

El reto que tenemos planteado es empoderarnos cada cual de la parcela de responsabilidad que nos corresponde y luchar por hacer efectiva, a través de ella, la equidad educativa y el éxito escolar de todos y todas, incluido el alumnado gitano.

En este bloque de contenidos vamos a abordar el papel de los centros escolares y del profesorado en la creación de las condiciones que favorecen la equidad educativa y el éxito escolar del alumnado gitano.

[1] Carrasco, Narciso y Bertran (2015) han realizado una revisión de las investigaciones sobre los mecanismos y procesos que empujan a los adolescentes a abandonar la escolarización sin haber obtenido una titulación académica y sin una cualificación académica ni profesional postobligatoria o, por el contrario, propician su continuidad (aun cuando su contexto socio-económico y académico familiar les sitúe en una posición más vulnerable). Para alguno de los apartados nos basamos en su revisión.