Sí leen, pero...

Andábamos en el capítulo anterior a vueltas con si el alumnado lee y ciertamente no se puede afirmar a la ligera que no lo haga, pero...

Elaboración propia. GameStation: Día de las bromas de abril (CC BY-NC-SA)

La cláusula que aparece en la imagen corresponde al día en que más de 7.500 personas regalaron su alma a la tienda de videojuegos GameStation, en el April Fools' Day (Día de las bromas de abril), equivalente anglosajón de nuestro Día de los Inocentes. La compañía la introdujo en su web y colocó debajo una casilla para rechazar la condición y, como premio por leer la letra pequeña, obtener un cheque regalo. Solo el 12% de la clientela, adolescente en su mayoría, la marcó. 

Este ejemplo no es un caso aislado: no leer la letra pequeña, realizar una lectura incompleta de los textos, considerar como verdaderas todas las informaciones que aparecen en la red, sucumbir ante el clickbait (ciberanzuelo o titular sensacionalista que busca el clic para generar ingresos publicitarios), utilizar de forma acrítica los buscadores, no contrastar las fuentes, ignorar los derechos de autoría, recurrir al corta y pega para realizar los trabajos escolares, son hábitos informacionales comunes, aunque no exclusivos, del alumnado. Por eso, entre otras razones, es fundamental la alfabetización en información.