Condiciones para el trabajo colaborativo

El establecimiento de relaciones de colaboración y ayuda pretende construir «relaciones auténticas» no sólo entre profesores sino también entre el alumnado. Esto se consigue cuando los profesores demuestran una consideración positiva hacia todos los alumnos; cuando se comportan en sus clases de manera que muestran coherencia y justicia, al tiempo que crean confianza; cuando comprenden y muestran que la comunicación con los alumnos supone tanto escuchar cómo hablar y cuando hacen de sus clases lugares en los que los alumnos y alumnas pueden experimentar sin temor a ser castigados.

En efecto, no todos los métodos cooperativos se estructuran de igual forma, pero todos ellos ponen de manifiesto la necesidad de confluencia de varios factores, sin los cuales difícilmente se encontrarán los efectos positivos recogidos en la literatura.

1.El primero es la necesaria existencia de una tarea y un reconocimiento grupal; dicha tarea debe ser no simplemente la dehacer algo en común, sino la de aprender algo como grupo (de acuerdo con los objetivos y contenidos educativos que en cada caso se prevean).

2.El segundo factor determinante, y con frecuencia olvidado en muchos intentos de trabajo cooperativo, que por ello fracasan, es la responsabilidad individual.  Es decir, el éxito del trabajo grupal debe descansar en el hecho y la necesidad de que todos los miembros del grupo aprendan, y no sólo en la posibilidad o situación de que sólo algunos aprendan o que sólo éstos hagan por todos la tarea propuesta (que es, por otra parte, la crítica fácil y superficial que los detractores del trabajo grupal tienen siempre dispuesta).


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Es necesario que, a pesar de la cooperación con los compañeros, los alumnos sean conscientes
de su responsabilidad individual. Fuente: www.escueladeolvega.com

Esto no debe interpretarse en el sentido de que todos los miembros de un grupo cooperativo tengan que aprender necesariamente lo mismo o al mismo nivel. Cada cual debe poder aprender y progresar en función de sus capacidades y sus necesidades educativas, lo que debe tenerse en cuenta para estructurar adecuadamente el tercer factor a considerar.

3.Nos referimos a la igualdad de oportunida­des para el éxito; todos los profesores y profesoras, alumnos y alumnas en un grupo cooperativo pueden contribuir a la consecu­ción de la tarea y al reconocimiento grupal, si mejoran su propio rendimiento anterior. Ello permite que todos los esfuerzos que los miembros de un grupo cooperativo hacen por aprender - tanto los de los más capaces como los de los menos-, sean valiosos y necesarios para la consecución de la tarea grupal.

4.El último factor que condiciona los efectos de cualquier método de colaboración es la existencia de habilidades sociales entre los miembros de los grupos. Comunicarse eficazmente con otros, no es una característica intrínseca de los humanos (incluso parece más cierto lo contrario), ni las estrategias y habilidades necesarias para ello aparecen de forma mágica en nuestros encuentros interpersonales. De ahí que la enseñanza de las habilidades sociales necesarias para ello (confiar en los otros, comunicarse apropiadamente y sin ambigüeda­des, aceptar y apoyar a los otros, resolver constructivamente los conflictos, participar...)  debe ponerse en práctica antes, durante y después del propio trabajo.

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Aprender a comunicarse eficazmente con los otros es uno de las características que fomenta el trabajo cooperativo. Fuente: www.escuela2.es
  • La presencia de incentivos que animen a los participantes en el proceso de colaboración a explorar sus posibilidades, en beneficio de sus propias comunidades educativas
  • El desarrollo de un sentido de responsabilidad compartida hacia la mejora por parte de la mayoría.
  • La implicación indispensable de los equipos directivos y el profesorado «veterano»
  • La identificación de prioridades compartidas para la mejora que sean vistas como relevantes por la mayoría.
  • Disponibilidad de ayuda externa (asesores, consultores) con credibilidad y compromiso con la mejora de los centros
  • Apoyo y confianza por parte de las autoridades educativas locales hacia el proceso de colaboración, adoptando nuevos roles y relaciones cuando ello es necesario

Tabla 2. Condiciones para promover la colaboración. (Ainscow & West, 2006)

Ahora bien, cuando se evoca la colaboración o la colegialidad como competencias deseables entre el profesorado para hacer frente a los desafíos de la enseñanza, hay que intentar evitar quedarse solamente en la mera evocación de la idea estética.

Existen diferentes tipos de colaboración entre profesores.

1.Individualismo
  • Los profesores enseñan solos, aislados en sus propias aulas.
  • No hay que confundir Individualismo con individualidad, que es la capacidad de hacer juicios independientes, de tener iniciativa, autonomía  y creatividad.
2.Colegialidad
  • Sucedáneo de la colaboración auténtica
  • Existe camaradería pero no colaboración autentica.
3.Balcanización
  • Colaboración que divide, que separa a los profesores incluyéndolos en grupos aislados y a menudo, enfrentados
  • Restringe enormemente las posibilidades del cambio.
4.Colaboración
  • Las relaciones de trabajo entre los profesores son fuertes y voluntarias.
  • Se ponen de manifiesto en el trabajo conjunto (enseñanza en equipo, planificación conjunta,  observación, supervisión,...)

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Si los profesores enseñan solos, aislados en sus aulas, se restringen notablemente las posibilidades para el cambio. Fuente: Banco de imágenes del ITE.