1. Tiempo

Dedicar tiempo curricular para que los estudiantes puedan pensar y resolver las propuestas del profesor. No basta con que el profesor active al estudiante con buenas propuestas, debe brindar a los estudiantes suficiente tiempo y respetar las diferencias individuales, para que esta variable no sea limitante en su producción.

Por otra parte, es fundamental dar un tiempo determinado y cumplirlo. Habitualmente los profesores cuando damos tiempo en el aula lo vamos modificando sobre la marcha y esto va en contra de las propuestas o el diseño didáctico inicial porque hace que vayamos perdiendo credibilidad con nuestros alumnos, “porque cuando digo 1 minuto a veces son 3 o a veces son 5”. Para esto podemos ayudarnos de un cronometro en la pizarra, o un reloj de arena.

Es importante, además, reservar tiempo para pensar individualmente (asegurarnos que "todos piensan y que piensan solos") y tiempo para hacerlo en grupo. 

El grupo en sí puede llegar a ser siempre más inteligente que el individuo más inteligente del mismo”. Pero se necesitan tiempos y estructuras para combinar ambos.

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