Diferencia entre educación financiera y estudios económicos

PISA, en la explicación de su definición de la competencia financiera apunta,

“...la competencia financiera se concibe principalmente como competencia financiera personal, distinta de la competencia económica, que incluye conceptos más amplios como las teorías de la oferta y la demanda, las estructuras de mercado, etc. La competencia financiera tiene que ver con el modo en que los individuos comprenden, gestionan y planifican los asuntos financieros propios y los de sus hogares, que con frecuencia significa los de sus familias.” 


 

“Los estudios económicos tienen la misma relación con la bolsa que los estudios de la física tienen con la factura de la luz. “

“Economics Is Not About Money”, del blog Positive Economist

chica mirando su billetera vacíaQuizá no estemos completamente de acuerdo con esta última afirmación, pero es verdad que la educación financiera debe concentrarse en la gestión de las finanzas personales. Es decir, el dinero que uno ingresa, gasta, ahorra, invierte, presta y pide prestado, a lo largo de su vida. Tiene poco que ver con teorías abstractas basadas en la eficiencia del mercado y premisas de comportamientos racionales. Tiene mucho que ver con el hecho que nuestras decisiones financieras frecuentemente NO son racionales. Tiene mucho que ver con valores, actitudes y relaciones personales. Tiene que ver con qué cajero automático utilizar, la importancia de ahorrar para emergencias, los costes y ventajas de pagar con una tarjeta de crédito y cómo controlar los gastos para llegar a fin de mes. Y tiene que ver con la factura de la luz.

Aunque están intrínsicamente relacionadas, la educación financiera va más allá de la educación económica e incluye temas de matemáticas, psicología, otras ciencias sociales, ciudadanía, emprendimiento y más. Por esta razón, en primaria y secundaria puede ser impartida perfectamente por profesores de estas asignaturas, además de por los profesores de economía, o por docentes de diferentes especialidades, siempre que tanto los unos como los otros tengan la formación adecuada.

Los autores del estudio Financial Education and the Debt Behavior of the Young, analizaron el impacto de distintos programas de educación financiera para estudiantes de “high school” en los Estados Unidos (edades correspondientes a secundario y bachiller, más o menos entre 13–18 años), sobre los patrones de endeudamiento de estos jóvenes a medio y largo plazo (al alcanzar edades entre 19– 29 años). Lo interesante del estudio es la diferenciación que se hace entre los programas, en función de su enfoque o contenidos.

Los programas de educación financiera con enfoque en temas de finanzas personales (presupuesto personal, crédito y endeudamiento, ahorro-inversión y toma de decisiones) y los programas con enfoque en matemáticas (rentabilidad, interés compuesto...) parecían tener un impacto positivo, redundando en menor nivel de endeudamiento y morosidad y mejor historial crediticio, en comparación con estudiantes que no recibieron esta formación.

Sin embargo, los programas con enfoque en temas económicas (política económica, mercados, formación de precios y de tipos de interés...) parecían tener un impacto negativo. Los estudiantes de estos programas mostraron mayores niveles de endeudamiento y más problemas de impago. Las conclusiones indican que completar solo cursos de introducción a la economía podria dar a los alumnos una falsa sensación de confianza, suficiente para atreverse a recurrir a financiación o a productos complejos, pero sin entender los riesgos prácticos asociados.

Ver resumen de este estudio presentado en el Banco Central Europeo


¿Debe un programa de educación financiera incluir conceptos económicos? Por supuesto que sí. No cabe duda de que la economía, si la definimos como la ciencia que estudia cómo los individuos, las familias y la sociedad consiguen bienes y servicios para satisfacer necesidades y deseos, a través de la adecuada administración de recursos, es la base también de las finanzas personales. Y es obvio que la comprensión de algunas teorías económicas es esencial para la competencia financiera, como por ejemplo:

  • La escasez de recursos: la importancia de saber priorizar objetivos y gastos, distinguir entre necesidades y deseos, el consumo responsable...
  • El coste de oportunidad: consumo y gratificación inmediata vs. ahorro y el logro de otras metas financieras a medio y largo plazo...
  • El valor presente y valor futuro: planificación financiera a largo plazo, la importancia del factor tiempo y el interés compuesto para generar riqueza, el efecto de la inflación sobre nuestros ahorros, ...
  • Oferta y demanda: Precio de cotización de las inversiones...

Pero el enfoque de la educación financiera en primaria y secundaria debe ser la gestión del dinero personal y el fomento de buenos hábitos, en todo caso haciendo ver cómo las teorías económicas encajan en esto, y no al revés.

Aprender temas de finanzas personales en primaria y secundaria sirve de buena base para estudiar economía más adelante, pero recordemos que a este nivel no debe ser una materia complicada ni excesivamente teórica. Es importante que sea fácil de entender y cien por cien relevante a todos los alumnos, sea cual sea su futura carrera o área de interés.

 Fuentes:

Meta Brown, John Grigsby, Wilbert van der Klaauw, Jaya Wen and Basit Zafar “Financial Education and the Debt Behavior of the Young”, Federal Reserve Bank of New York Staff Reports, no. 634
Gary R. Jaeckel “Teaching Personal Financial Education”
PISA competencia financiera