¿Cómo se forman las actitudes y percepciones?

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Manos de padres e hijos metiendo monedas en una hucha familiar.
Finanzas para Todos (CC BY-NC-SA)

Entorno:

Lógicamente, el entorno familiar tiene una influencia enorme. Si los padres demuestran niveles altos de estrés debidos a dificultades financieras, los hijos tenderán a relacionar el dinero con sentimientos negativos. En muchas familias el dinero sigue siendo un tema de conversación tabú, considerado de mal gusto. En un estudio de la empresa Charles Schwab el 69% de padres encuestados confesaron preferir hablar con sus hijos sobre el sexo antes de tener que hablarles sobre el dinero.

Los resultados de PISA 2012 indican que, a diferencia con muchos países de la OCDE, los niveles altos de competencia financiera en los alumnos españoles tienen más relación con la situación económica de sus familias que con niveles altos de competencia matemática o lingüística. Es difícil saber hasta qué punto esto se debe a los conocimientos enseñados o a las actitudes transmitidas. Los niños suelen seguir los ejemplos que ven, y los hábitos y actitudes de los padres, buenos o malos, fácilmente pueden adquirirse.

Condiciones económicas/influencia generacional:

Los niños que pasan sus años formativos durante épocas de abundancia económica posiblemente no aprenden lecciones difíciles como el sacrificio personal, no poder tener todo lo que uno quiere y la importancia del ahorro para emergencias. ¿Cuántas historias hemos escuchado sobre la vida de nuestros abuelos u otros parientes durante la posguerra? ¿Cómo difieren sus actitudes sobre el dinero de las nuestras? ¿Cómo han influido la sociedad de consumo y la facilidad de crédito (tarjetas de crédito, pagos aplazados, prestamistas privadas…) en nuestros hábitos de gasto?

Varios jóvenes con bolsas de compras mirando un escaparate.
Finanzas para Todos (CC BY-NC-SA)

Factores externos:

Los mensajes publicitarios y la presión social de amigos tienen mucha influencia. La publicidad utiliza la psicología para hacernos relacionar la compra de determinados productos con la satisfacción de necesidades de seguridad, afecto, etc.

Experiencias:

Cuando una persona tiene que tomar una decisión financiera sin poseer la confianza y los conocimientos necesarios, el resultado de la decisión puede ser:

    1. Un error.
    2. Un acierto “de chiripa”.

En ambos casos, la experiencia condiciona las percepciones y las decisiones posteriores.

Si la decisión resulta ser un error, se incrementa la falta de confianza y el miedo, que pueden ir acompañados de sentimientos de vergüenza. La siguiente decisión será aún más difícil y estresante, redundando frecuentemente en inacción o desesperación. Por otro lado, los aciertos debidos a la casualidad o a la suerte, pueden crear un exceso de confianza y una sobrevaloración de los conocimientos y capacidad propios.