La emociones y las decisiones de inversión

Forma parte de la competencia financiera saber mantener la calma cuando bajan los mercados y no llegar a la exuberancia irracional cuando suben. También es importante siempre sopesar riesgo y rentabilidad.

Hombre escondiéndose con título "El miedo".
Finanzas para Todos (CC BY-NC-SA)

El miedo puede provocar dos reacciones: inacción o fuga precipitada.

Es un error típico del pequeño inversor “vender barato”, preso del pánico en cuanto la cotización de sus acciones o fondo de inversión empieza a bajar. El inversor a largo plazo ha de comprender que las subidas y bajadas normales de los mercados no deben inquietarle. Por otro lado, el miedo puede paralizar la toma de decisiones cuando las cosas realmente no van bien y conviene cambiar las estrategias de inversión.

La falta de conocimientos también genera miedo e inacción. Nos intimida aquello que no comprendemos. Una persona que no entiende los distintos vehículos de inversión, probablemente no invierte su dinero (¡ni debería hacerlo!), lo que le excluye de las mejores oportunidades para hacer crecer sus ahorros. Afortunadamente, como educadores tenemos la oportunidad de asegurarnos de que este no sea el caso de nuestros alumnos. Pero hay que asegurarse de que adquirir mejores conocimientos de los productos de inversión (renta fija, renta variables, inversión colectiva…) no implique un exceso de confianza. Los alumnos tienen que comprender los riesgos asociados y la importancia de informarse bien antes de decidir sobre cualquier inversión.

Muchos brazos y manos extendidos, intentando agarrar algo
Finanzas para Todos (CC BY-NC-SA)

Igual que el miedo, la codicia nubla la vista del inversor. Codicia puede significar olvidarse de la lógica por miedo de no perder una oportunidad o hacer caso omiso de los riesgos con el afán de buscar el mayor rendimiento posible. En su extremo, puede significar despreciar las leyes, la ética y los derechos y sentimientos de los demás para conseguir lo que uno quiere. En contra de lo que nos dice Gordon Gekko en la película Wall Street, nada de esto puede ser bueno.

Dinero inteligente: Las lecciones de Gordon Gekko

La codicia también explica parte del éxito de muchos chiringuitos financieros y otros fraudes. Muchas víctimas son personas sin educación financiera, presas fáciles porque no entienden el funcionamiento de la inversión ni saben analizar la información. Pero hay otras muchas víctimas que sí tienen los conocimientos suficientes para evitar estos fraudes. Si razonaran, sabrían que una oferta demasiado buena para ser verdad, casi nunca es verdad. Sin embargo, la tentación de conseguir grandes rentabilidades en poco tiempo o de aprovechar una oportunidad que no tienen los demás, hace perder la cabeza. Pican por codicia y no por falta de conocimientos.

El canal de noticias CNN publica en su página web sobre finanzas un índice de miedo y codicia, actualizado diariamente. La teoría es que cuando prevalece el miedo entre los inversores (justificado o no), las cotizaciones de los activos financieros bajan más de lo que debían y cuando prevalece la codicia, el mercado bursátil tiende a estar sobrevalorado.