Introducción

5. Identidad y ciudadanía

Llegados a este punto nos podemos preguntar ¿qué relación existe entre la identidad y la ciudadanía digital? ¿Debemos ocultarnos en Internet de forma que no haya ningún vínculo entre nuestra vida real y la virtual? 

Algunas personas optan por pasar totalmente desapercibidas al negarse a tener perfiles en las redes sociales, no utilizar ningún programa de mensajería y, en algunos casos, no disponer tan siquiera de teléfono móvil. Lógicamente todas las opciones son lícitas pero de cara a la pertenencia a la sociedad en la que vivimos quizás no sea lo más indicado. Del mismo modo que uno puede negarse a leer la correspondencia en papel que llega hasta su buzón, tenga el origen que tenga, por ejemplo una multa de tráfico o el pago de un impuesto, también puede hacer lo mismo en el mundo digital. Sin embargo, aparte de los problemas personales que pueda ocasionar el vivir en la era pre-Internet, como individuos pertenecientes a una sociedad tenemos el derecho y el deber de participar en ella como miembros plenos integrantes.

El uso razonable de los mecanismos digitales que nos ofrece la sociedad debe contribuir a hacer de ésta un lugar mejor. No es únicamente una forma de estar mejor informados o de obtener un beneficio particular de algún tipo, sino que la ciudadanía digital debe permitirnos participar de forma activa en el desarrollo y mejora social.

A nivel local, mecanismos de intervención en el desarrollo de nuestro barrio o nuestra ciudad, tales como las aplicaciones para dispositivos móviles que ponen en contacto a los vecinos del barrio, permiten estar al tanto de los problemas que tiene nuestro entorno más cercano, así como aportar ideas, sugerencias o información útil para los que nos rodean (léase, por ejemplo el artículo Los móviles logran potenciar las relaciones vecinales en Barcelona).

También existen aplicaciones y servicios que actúan a nivel más general que nos permiten interactuar a un nivel más amplio como ayuntamientos, comunidades autónomas y a nivel estatal. En este artículo podemos encontrar alguna:  Las 10 mejores apps para promover la participación ciudadana en España y Latinoamérica.

La web Change.org permite hacer visibles las causas de los ciudadanos y grupos que deseen dar visibilidad a sus peticiones, normalmente relacionadas con los derechos humanos (Para saber más: Change.org en Wikipedia). Gracias a servicios como este podemos apoyar determinadas causas que consideramos justas y necesarias.

El micromecenazgocrowdfunding o financiación colectiva, es otro aspecto, esta vez económico, muy relacionado con el concepto de ciudadanía digital. El micromecenazgo permite que particulares apoyen económicamente, con pequeñas aportaciones, proyectos tecnológicos, humanitarios y de otros tipos. Pueden verse algunas de las plataformas más importantes de este tipo en el artículo de la Wikipedia dedicado a este tema. En estos otros dos artículos puedes ver algunos casos de micromecenazgo con éxito: Micromecenazgo en la era digital para empresas que buscan destacarse en el mercado¿Qué es el 'crowdfunding' o micromecenazgo?

Así pues vemos que ejercer la ciudadanía de forma responsable puede conllevar también la realización de estas y otras acciones que implican necesariamente el uso de una identidad digital. Identidad que debemos cuidar y proteger pero no esconder si deseamos ejercer nuestros derechos en el mundo actual.