¿Qué es evaluar? Conceptos básicos

4. Tipología de la evaluación

4.3. La evaluación según su temporalización

En función de los momentos en que se aplique la evaluación, esta puede ser: inicial, procesual y final.

La evaluación inicial

La evaluación inicial es aquella que se realiza al comienzo de un proceso de trabajo o de evaluación -ambos deben iniciarse en paralelo-, cualquiera que sea la estrategia metodológica que se seleccione. Resulta imprescindible para conocer el punto de partida de un alumno o alumna o de un grupo en relación con la temática que se vaya a desarrollar, de manera que desde el principio puedan adecuarse las formas de enseñar a las formas de aprender y se haga el seguimiento continuado y formativo del proceso emprendido. 

Distinguimos dos situaciones en las que se suele aplicar esta evaluación: 

  1. Cuando un alumno o alumna llega por primera vez a un centro, bien para escolarizarse inicialmente, bien para continuar con su escolarización. En el primer caso, es preciso recoger una amplia información de diverso tipo (personal, familiar, social), como punto de partida del más profundo conocimiento del alumno o alumna, que permita adaptar la enseñanza, desde el principio, a la singularidad de ese alumno o alumna. En el segundo, hay que suponer que el alumno o alumna ya aporta su historia escolar documentada, por lo cual solo se tratará de completar algún dato que falte y que sea de interés para el centro, de acuerdo con su proyecto educativo. 

  1. Cuando se comienza un proceso de aprendizaje concreto, como puede ser un trabajo por proyectos, o basado en retos o en problemas, o una unidad didáctica. La evaluación inicial resulta útil para detectar las ideas previas del alumnado en relación con la propuesta que se inicia y en la que se pondrán de manifiesto: conocimientos ya dominados, actitudes hacia el tema, procedimientos utilizados, competencias ya desempeñadas adecuadamente. Partiendo de esta información, se comenzará el trabajo del modo más cercano a los datos recogidos, permitiendo que se avance progresivamente hacia el dominio de las competencias, objetivos y criterios establecidos previamente. 

La evaluación procesual

La evaluación procesual es la que consiste en la valoración continua del aprendizaje del alumnado, al igual que de la enseñanza del profesorado, mediante la obtención sistemática de datos, análisis de los mismos y toma de decisiones oportuna mientras tiene lugar el propio proceso. Coincide, por tanto, con la evaluación continua y abarcará diferentes espacios temporales, de acuerdo con su objeto de evaluación. Valorar las competencias o las actitudes se contemplará para todo un curso o todo un ciclo, ya que no son adquisiciones que se realicen en un día o en un solo trabajo, mientras que, si se pretende evaluar el dominio de determinados procedimientos o saberes, se podrá plantear para la duración de una estrategia implementada, como puede ser una semana, una quincena, un mes… Se superpondrán, así, las valoraciones de todos los aspectos importantes del proceso educativo, mediante la utilización de diferentes técnicas e instrumentos de evaluación, que estudiaremos más adelante. 

La evaluación final

La evaluación final es la realizada al terminar un proceso -en nuestro caso, de enseñanza y de aprendizaje-, aunque este sea parcial. Una evaluación final puede estar referida al fin de un ciclo, curso o etapa educativa, pero también al término de una unidad didáctica, un proyecto de trabajo o un trimestre, momento en que se pasa información formal a las familias o a los tutores o tutoras legales y al alumnado sobre su marcha en ese tiempo. 

Es una evaluación en la que se constatan los resultados obtenidos, aunque no por ello debe tener el carácter de sumativa, ya que será final de un proceso llevado a cabo en un tiempo determinado, pero que tiene continuidad en el siguiente, con lo cual será final y formativa, pues la información en ella recogida se usará, en el trimestre siguiente o al día siguiente de haber obtenido los datos, para mejorar los aprendizajes del alumnado o el modelo de enseñanza docente. Será final y sumativa cuando coincida con un periodo completo del sistema, en el que se alcance o no una titulación o se promocione o no de una etapa a otra. Mientras tanto, la recomendación es que cualquier dato que facilite la mejora del proceso sea aplicado formativamente. 

Los resultados de la evaluación final pueden analizarse e interpretarse con tres referentes distintos: 

  1. En relación con los objetivos y criterios de evaluación establecidos para un trabajo concreto, determinando la situación de cada alumno o alumna referida a los aprendizajes institucionales, lo que derivará en decidir su rendimiento suficiente o insuficiente. Se tratará, por tanto, de una evaluación nomotética criterial. 

  1. En relación con la evaluación inicial de cada alumna o alumno y la estimación de sus posibilidades de desarrollo y aprendizaje, lo que determinará su rendimiento satisfactorio o insatisfactorio. Se tratará, en consecuencia, de una evaluación idiográfica. 

  1. En relación con los resultados alcanzados por el grupo en su conjunto o, incluso, comparándolos con los de otros grupos del centro docente. Se estará realizando, en esta opción, una evaluación nomotética normativa, que puede resultar interesante e ilustrativa para el profesorado y para el centro, pues le ofrece datos para conocer y valorar la calidad educativa general que está ofreciendo a su comunidad.