2.1. Explicaciones sobre el fracaso escolar del alumnado gitano

2.1.3. Necesidad de una explicación sistémica y con altas expectativas sobre el alumnado gitano

8. El profesorado puede implementar el efecto Pigmalión positivo con su alumnado a través de múltiples estrategias

El vínculo del alumnado con el centro es el pilar sobre el que se construye la educación [...] Lograr el sentido de pertenencia es fundamental. [...] Las expectativas son la clave: sentir que el maestro cree en ti, eso es lo que crea un punto de inflexión en su educación.

– Marta del Campo,2020


Después de las investigaciones y publicaciones de Rosenthal muy diversos autores y autoras han hecho referencia a la enorme potencialidad del efecto Pigmalión sobre la acción-educativa y se han destacado múltiples estrategias para servirnos de él positivamente:

  • Ser consciente de la existencia de este efecto: El profesor/a no puede no comunicar sus actitudes positivas o negativas hacia el alumno/a, el/la cual suele percibirlo, aunque a veces no sea capaz de analizarlo.
  • Tener expectativas altas sobre nosotros y nosotras mismas como docentes: valorarnos como científicos y como docentes: sentirse competente y capaz de sacar lo mejor de sus alumnos/as y de motivarles y apasionarles hacia el saber.
  • Tener expectativas altas sobre nuestro alumnado, creerles capaces.
  • No segregar a nadie: la segregación y los “grupos de nivel” siempre conllevan un mensaje de bajas expectativas y de pronóstico de fracaso para el alumnado colocado en los grupos de supuesto “menos nivel”.
  • Acción educativa centrada en el éxito: Estilo educativo más orientado a fomentar y facilitar el éxito que a subrayar y corregir el fracaso, ya que, generalmente, nos percatamos más de nuestros recursos a través del éxito que del fracaso.
  • Centrarse en las fortalezas del alumnado, no en sus carencias. Transmitirles que lo harán bien.
  • Evitar gestos, expresiones, comentarios o actos que denoten falta de confianza o de aprecio o etiquetaje.
  • Entusiasmo, suscitar la curiosidad. Buscar las estrategias metodológicas más eficaces para que el alumno se involucre y desarrollar su motivación hacia el aprendizaje
  • Fomentar la participación del alumnado, la actividad, las preguntas. Cuando el alumno interviene directamente en el proceso de aprendizaje asume un sentido de pertenencia que facilita su progreso.
  • Trabajo por proyectos, optatividad y posibilidad de elección.
  • Empatía, escucha activa, conocimiento de su alumnado, comprensión. Tratar de entender qué les motiva, cuáles son sus metas y cómo ven las tareas que les encargamos, así como sus críticas y quejas.
  • Propiciar el trabajo cooperativo. El trabajo en grupo, si se plantea bien, puede generar mayores sinergias positivas que el individual y que el competitivo y mayor autoestima en todo el alumnado.
  • Proponerle al alumno metas altas pero alcanzables, para que pueda descubrir su capacidad de rendimiento. La tarea como un reto, plantearles desafíos.
  • Claridad expositiva. Y amenidad (intercalar humor cordial, anécdotas, preguntas, imágenes, organizadores gráficos…)
  • Cordialidad. Adoptar una perspectiva optimista y un estilo más positivo (nuestras creencias condicionan nuestros comportamientos). Existe una correlación positiva entre la cordialidad del educador y la autoestima del alumno.
  • Funcionalidad, aplicación de los conocimientos a la vida cotidiana.
  • Potenciar el pensamiento crítico y el meta-aprendizaje (o reflexión sobre lo estudiado).
  • Afecto unido a exigencia y disciplina respetuosa (tan apartada del autoritarismo basado en la amenaza como de la permisividad). Esto es, exigencia y disciplina que broten del interés cordial del educador por el alumno.
  • Evaluación continua y formativa: es más motivadora y transmite más información para mejorar que la sumativa y sancionadora y meramente calificadora.
  • Refuerzo positivo: elogiar los esfuerzos y avances de cada alumno. Reconocer el esfuerzo realizado (el éxito se debe al esfuerzo no a la capacidad ni a la suerte). El elogio adecuado es más conducente al rendimiento escolar satisfactorio que la crítica y la corrección punitiva.
  • Ser consistentes y persistentes: esforzarnos por transmitir sentido positivo y proporcionar oportunidades de éxito a todos nuestros alumnos y por reforzárselas y ser perseverantes (el efecto Pigmalión positivo es un efecto posible, pero gradual y lento –especialmente cuando el alumno es más mayor y tiene acumuladas experiencias negativas-, que requiere tenacidad).

La labor de un profesor o de cualquier persona significativa siempre debe ser la de un Pigmalión positivo (Musitu, Moreno y Martínez, 2014)Y en el tema concreto que nos ocupa de la escolaridad del alumnado gitano,  es clave la empatía del  educador, en cuanto llave que nos permite abrir la puerta de los procesos emocionales, alejar bloqueos emocionales y conductas "defensivas" ("no podré", "no soy capaz", "esto no es para mí") y, por el contrario, aumentar la autoestima y su sentimiento de valía y competencia ("puedo", "valgo", "esto es para mí") y esta seguridad en sí mismo pone al alumno en la mejor de las condiciones para "aprehender"/"apoderarse"/"empoderarse" del saberCuando la implicación de los actores educativos proyecta una mirada esperanzada y pone todos los medios a su alcance a su servicio, se llega a romper el fatalismo, se de-muestra que la historia (también la personal) es un proceso abierto y no determinado, generándose así otra dinámica (efecto Pigmalión positivo).