El papel del profesorado (de cada profesora o profesor) para el alumnado en situación más vulnerable es clave para asegurar su inclusión en el centro y facilitar que pueda reconciliarse con sus capacidades
alto compromiso profesional contra la inequidad educativa(Trueba, Spindler y Spindler, 1989, citado por Carrasco, Narciso y Bertran, 2015). No podemos perder de vista que el principio nuclear de nuestra acción educativa no es el currículo, ni siquiera la educación en valores, ni la cultura gitana o la interculturalidad… el centro deben ser los niños y niñas o adolescentes concretos, su presente y su futuro, la lucha por el éxito escolar de todos/as (lo que es tanto como decir: la lucha por la erradicación del fracaso escolar y de la desigualdad de oportunidades) y aquí cobra una especial relevancia la implicación en el éxito escolar del alumnado gitano, tanto en cuanto es el colectivo social donde el fracaso y la desigualdad de oportunidades se hallan más presentes y sobrerrepresentados. El principio rector o “idea fuerza” del trabajo docente lo debe constituir el puerocentrismo inclusivo.
La mejor educación intercultural es la convivencia en los centros escolares en pie de igualdad
Así pues, y tal como venimos señalando, el éxito y continuidad en los estudios de los niños/as y jóvenes gitanos/as se ven favorecidos (como los de cualquier otro) cuando cuentan con apoyos y mensajes inequívocos de competencia y de pertenencia, es decir, cuando se potencian su vinculación académica y social.
Señalamos a continuación varias grandes líneas estratégicas que se han evidenciado claves para propiciar dicha vinculación académica y social. Pensamos que cada profesor o profesora debiéramos plantearnos medidas o actuaciones para favorecer cada uno de estos aspectos o dimensiones (que, obviamente, van íntimamente relacionados) o, lo que es lo mismo, preguntarnos: ¿Qué puedo hacer para favorecer…?:
… E intentar llevar a cabo una investigación-acción al respecto, concretando y planificando las acciones que vamos a llevar a cabo en cada una de estas dimensiones y evaluando después su resultado, las acciones que resultan eficaces para el objetivo pretendido y las que es preciso descartar o modificar.
En cada una de esas grandes líneas estratégicas que se han evidenciado claves sugerimos, a título ilustrativo (y siendo muy conscientes de que es cada profesor/a y centro el/los único/s que pueden concretar esta tarea, dependiendo de su alumnado concreto, edad, etapa, área, etc.), algunos aspectos y actuaciones (interconectados entre sí) que pueden implementarse o mejorarse.