Es clave que asumamos que la función docente no se agota con transmitir y evaluar conocimientos (“dar la lección” y “examinar”), que también es parte del rol docente el ser guías y tutores de nuestro alumnado en su formación y sus aprendizajes. Y que el aprendizaje es más eficaz cuando existe una orientación y seguimiento personalizado de cada alumno y alumna. Por ello, es preciso fomentar la tutorización de mi alumnado, especialmente del que se halla en situación más vulnerada. Tanto a nivel individual como grupal:
2.5.1. Tutorización colectiva del grupo clase: Fomentar la cohesión grupal, la cooperación, la participación del alumnado, la resolución pacífica y dialógica de conflictos, las asambleas, etc.
2.5.2. Tutorización individualizada: prevenir el fracaso escolar y “repescar” al alumnado que se empieza a “desenganchar” de la marcha de la clase, el diálogo personalizado con el alumnado y el apoyo ante sus dificultades...