3.5. Inclusión de la historia y la cultura del Pueblo Gitano en el currículo y la crítica al racismo

3. ¿Qué aspectos relativos a la historia y la cultura del pueblo gitano y a la educación antirracista es preciso incluir en el currículo?

Consideramos que existen cuatro grandes dimensiones relativas a la historia y la cultura del Pueblo Gitano y al sentido crítico frente a los prejuicios y estereotipos racistas que se deben trabajar en el currículo escolar:

  1. La Historia del Pueblo Gitano como parte de la Historia de España y Universal. Y, unido a ello, también puede contemplarse la situación actual del Pueblo Gitano (basada en datos y análisis sobre los mismos, así como en las aspiraciones, proyectos y demandas de las organizaciones gitanas).
  2.  

    Imágenes de galeras (izquierda) y mujeres en un campo de concentración (derecha)

    Fuentes: https://blogcatedranaval.com/category/el-mundo-de-las-galeras-ii  y   https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/genocide-of-european-roma-gypsies-1939-1945

  3. Que el alumnado conozca la existencia del idioma romanó y del pogadolecto o habla mixta del caló (surgida de la convivencia del romanó con el español: N. Jiménez, 2009), así como la existencia de gitanismos (o préstamos lingüísticos del idioma de los gitanos) a las distintas lenguas habladas en nuestro país.
  4. Portada del libro Sarsan ¿Cómo estás?
    Portada del manual de enseñanza de romanó ‘Sar san? ¿Cómo estás?’ (Araceli Cañadas & Nicolás Jiménez, 2012).

  5. Conocer la contribución del Pueblo Gitano a la música, literatura y también a otras artes.
  6. Valoración de la diversidad, crítica a los prejuicios y estereotipos racistas, al antigitanismo o gitanofobia y a la injusticia, así como promoción de la convivencia.


Hay otro aspecto que se solía incluir en las unidades didácticas pioneras sobre educación intercultural y pueblo gitano y materiales para trabajar la cultura gitana: los elementos y características de la cultura gitana. Nosotros en estos momentos no somos partidarios de abordar este ámbito de un modo específico en el trabajo de nuestros colegios e IES, debido a la inmensa dificultad práctica que supone seleccionar y usar elementos culturales superando el peligro de reproducir estereotipos(Carrasco y Bereményi, 2013; vid. también: Abajo, 1991, 1997 b, 2000 y 2002; Abajo y Carrasco, 2004). Las primeras unidades didácticas sobre cómo trabajar la cultura gitana en las aulas –a las que hay que reconocer el indudable mérito de abrir caminos– adolecían en buena parte de los casos de:

  1. una mezcolanza poco clarificadora entre historia y leyendas, fantasía e idealizaciones mitificadoras
  2.  un listado de rasgos y elementos culturales y descripciones relativas a unos contextos y épocas que, obviamente, no tienen por qué corresponder con las del momento presente ni con las de todos los posibles lugares y personas. 

De este modo, y aunque obviamente no sea esa la intención, se puede llegar a presentar una visión de la cultura gitana folclorizante, descontextualizada, fosilizada, homogénea, esencialista, y poco adaptativa (lo contrario de lo que son las culturas)…, que constituye, en definitiva, un nuevo estereotipo (Carrasco y Bereményi, 2013). Y, como señala L. Piasere (2004), no hay una única cultura gitana, sino una constelación de comunidades y grupos… unidas por un origen común, por una lengua de referencia y por una secular discriminación y, consiguientemente, con unos rasgos culturales cuyo eje lo constituye una identidad étnica compartida en base a una respuesta adaptativa y unas redes de solidaridad (con mayor grado de exigencia en la medida que el grado de parentesco sea mayor) ante la estructura de oportunidades negativa, y que van evolucionando en virtud de los diversos contextos (tal como estudiara J. Ogbu para los afroamericanos: 1978, 1981 y 1986; y C. Camilleri para la minoría de origen magrebí en Francia: 1985). Estimamos, por ello, que hacer objeto de estudio en los centros escolares los elementos constitutivos de la cultura romaní o gitana no es una tarea simple, y que nos hallamos ante una cuestión abierta, sobre la que reflexionar tanto en las organizaciones gitanas como entre el profesorado (mientras que los otros cuatro puntos señalados en este apartado los consideramos no sólo abordables, sino necesaria su inclusión en el currículo escolar).