Riesgos de Internet

2. Grooming

El grooming, también conocido como engaño pederasta, es en pocas palabras el acoso sexual al que pueden verse sometidos los menores por parte de un adulto (normalmente del sexo femenino).

Dada que la finalidad es siempre sexual, el adulto tiene una serie de estrategias cuya finalidad es la de poco a poco irse ganando la confianza del niño o niña. Para ello simula tener su misma edad o, al menos, ser mucho más joven de lo que en realidad es. Las conversaciones en un principio son inocentes y las propias de un niño o adolescente, pero con el tiempo y el aumento de la confianza se empiezan a producir intercambio de fotos (falsas por parte del adulto) que terminan siendo de carácter sexual. En el momento en que el acosador tiene algún material de este tipo se destapa y comienza a chantajear al menor, de forma que si no hace lo que él quiere amenaza con enviar las fotos y las conversaciones a sus amigos más cercanos o familiares. Lo que puede empezar en Instagram o en alguna otra red por Internet puede acabar por WhatsApp o Telegram, donde la sensación de cercanía y acoso es mayor que en otras redes sociales.

El acosador utilizará este control para obtener imágenes explícitamente sexuales del menor, grabaciones de vídeo del mismo tipo y en algunos casos incluso encuentros reales donde puede abusar de él o ella.

En el artículo Grooming, acoso a menores en la Red citan algunos factores que actúan a modo de catalizador:

  • La cámara web o la del móvil permiten la grabación y recepción al momento de las imágenes.
  • El pedófilo anterior a la era Internet se veía solo y aislado con lo que su actividad estaba reprimida. Actualmente, los pedófilos pueden ver la experiencia de otros, contar con foros y no sentirse unos "bichos raros", así pues, ya no hay razón para sentirse mal con uno mismo y lo único que evitan es ser pillados.
  • La exposición continuada a la pornografía podría inducir a la permisividad con la pornografía infantil e incluso fomentar su consumo.

Cómo detectarlo

La psicóloga Maribí Pereira cita los cambios de conducta más habituales entre aquellos que sufren grooming:

  • Retraimiento social: se observan cambios en la manera de relacionarse, es decir, o hay una falta de defensa o una exagerada reacción ante supuestas bromas o acciones públicas.
  • Reserva excesiva para comunicarse con otros.
  • Modificación en su lenguaje corporal ante adultos, observándose en ocasiones la cabeza baja, la falta de contacto ocular, rechazo a estar con adultos.
  • Alteraciones en el rendimiento escolar.
  • Cambios de humor: tristeza, apatía y desmotivación general.
  • Explosiones de ira.
  • Procuran ocultarse o apartarse cuando emplean el móvil.
  • Pueden presentar miedo a salir de casa.
  • Síntomas psicosomáticos como: dolores de cabeza, náuseas, mareos, ataques de ansiedad, lesiones físicas sin justificar o diarreas frecuentes.

Cómo prevenirlo

Los pederastas conocen a sus víctimas a través de Internet, especialmente a través de las redes sociales, por lo tanto, hay unas normas básicas que pueden seguirse siempre en el caso de los menores de edad:

  • No usar perfiles públicos en las redes, de otro modo cualquiera puede conocer la vida e incluso llegar a deducir el lugar en el que vive el menor, aún cuando no lo haya publicado nunca explícitamente. Es muy fácil localizar el barrio o los sitios en los que se desenvuelve una persona cuando está bien documentado fotográficamente. Los perfiles deben estar limitados a los conocidos de forma personal.
  • No admitir desconocidos como amigos o seguidores, ya que dada la facilidad para falsear el perfil de una persona, llega un momento en que se tiene un conjunto de seguidores total y absolutamente desconocido, aunque se hable habitualmente con ellos. 
  • No responder mensajes de desconocidos, lo mejor es no hablarles y mucho menos acceder a cualquier petición de fotos, webcam o chat.
  • En los perfiles poner fotos de personajes ficticios para evitar que aquellos que localizan a los menores, utilizando el buscador de perfiles de las redes sociales, puedan saber quién y cómo es.

Aquellos niños que son víctimas del acoso de un adulto suelen tener una gran vergüenza ante sus padres y, por lo tanto, tienden a retraerse sobre sí mismos, por lo que el diálogo con ellos y la atención a lo que hacen es fundamental. En concretos los padres pueden:

  • Explicar las normas básicas de seguridad que deben mantener en Internet.
  • Mantener un diálogo fluido sobre lo que sus hijos hacen en Internet, para que, en el caso de que aparezca un elemento disruptor, puedan localizarlo fácilmente. Si nunca hablan con sus hijos, difícilmente se darán cuenta a tiempo. 
  • Observar los hábitos de uso de Internet. Si el menor se conecta de forma regular, a la misma hora, cuando todos duermen o está solo, es posible que esté en contacto con alguien que no quiere que se enteren sus padres.

Qué hacer

La web Derecho de la Red da una guía para el caso de estar sufriendo de grooming:

Primeras medidas

  • No borres ningún contenido del teléfono o el ordenador.
  • Puede parecer doloroso, pero las conversaciones, imágenes y los vídeos que el acosador y la víctima se hayan enviado deben ser guardados para usarlos como prueba. Cómo añadido, puedes realizar una impresión de las mismas para evitar su pérdida.
  • No denuncies el perfil al servicio web desde el que se produce el acoso, únicamente bloquéalo para evitar que pueda ponerse en contacto contigo. De lo contrario, los administradores del sitio web podrían tomar medidas contra el usuario que se pondría alerta pudiendo desaparecer. De esta forma el acosador se podría hacer otro perfil para seguir acosando a otros niños
Denúncialo
  • Una vez detectado hay que denunciar de forma inmediata un caso de grooming.
  • La denuncia deben cursarla los tutores del menor, que pueden acudir a tres instancias; cuerpos policiales (Policía, Guardia Civil, policías autonómicas), juzgado de guardia y fiscalía de menores.
  • Sin embargo, hay casos en los que la vergüenza que pueda sentir el menor agredido lleva a realizar denuncias anónimas a través de las webs de los cuerpos de seguridad. Existe una tercera vía que es acudir a ONG especializadas en ciberacoso, pero las autoridades recuerdan que este método no tiene repercusiones legales sobre el agresor.
Apóyale
  • No le recrimines. Puede que tu primera reacción sea recriminar a tu hijo el haberse puesto en contacto con desconocidos por Internet y haber compartido información íntima. Pero recuerda, tu hijo es una víctima y el abusador, en cambio, es un especialista en conseguir lo que busca.
  • No le culpes. El acosador, muchas veces recurre a la extorsión de mostrar los contenidos íntimos del menor si no cumple con los nuevos pedidos. Por ello, cuando te enteres evita hacerle sentir vergüenza o culpa, ya que de esa forma únicamente aumentarás el poder que tiene el acosador sobre tu hijo.
  • Habla con él/ella. Tu hijo se siente responsable, tiene miedo y siente mucha vergüenza de lo que le ha sucedido. Tienes que acompañarle, hablar con él y orientarle para conseguir que se sobreponga a esta situación tan angustiante.

El siguiente vídeo nos puede servir para plantear el tema en clase e iniciar un diálogo donde los alumnos y alumnas puedan expresar sus ideas y experiencias.


Estrategias en la familia

  • Los padres deben estar pendientes de los cambios de comportamiento de sus hijos e hijas para poder detectar si están pasando por problemas como el grooming, así como al resto de cambios conductuales indicados más arriba. La detección temprana del grooming es importante para evitar que el niño o la niña caigan en una espiral autodestructiva en manos de sus acosadores.
  • Como en todos estos casos lo más importante es mantener una relación fluida con los hijos que les permita denunciar ante sus padres cuando padece cualquier tipo de acoso.

Estrategias en la escuela

  • La formación en los diferentes riesgos que tiene Internet tiene que formar parte del plan de formación de las escuelas, especialmente a partir de 6° de Primaria hasta 3° de ESO, ya que es en estas edades cuando son más susceptibles de caer en manos de desaprensivos. Solo por el hecho de saber que existe el grooming ya puede hacer que más de un niño y niña no caiga en sus redes.