Para estimular la escritura es necesaria la formulación de una consigna (cada una con su propio objetivo). «La consigna es una fórmula breve que incita a la producción de un texto, es un pretexto, un texto capaz, como todos de producir otros» escriben en Teoría y práctica de un taller de escritura.
Indicamos también tres de estas consignas:
De complemento libre o rellenado: A partir de algunas palabras o pequeños textos, se invita a continuar o completar el trabajo de escritura.
De complemento reglado: A partir de pequeños textos, se trabaja para continuarlos de acuerdo a una premisa suplementaria.
De transformación libre: Dado un texto, se debe convertir en otro diferente.
Explicamos algunos de sus ejercicios:
- Principio, medio y final dados: Se trata de escribir un texto que incluya tres frases dadas que se colocarán la primera al comienzo, hacia el medio de la historia la segunda y como frase final, la última. Por ejemplo: Principio: «Una fría neblina llegaba desde la bahía atravesando los bosques». Medio: «Movió la cabeza con lentitud, sonriendo y sudando». Final: «—Muy bien, entonces, llévame a verlas».
- Epígrafe: Consiste en escribir un texto que corresponda a un epígrafe. Algunos ejemplos de epígrafes que se pueden usar:
- «Todos caemos en la batalla, pero todos volvemos a casa», de Djuna Barnes
- «No juzgar. Todos los defectos son iguales. No hay más que un defecto: carecer de la facultad de alimentarse de luz», de Simone Weil
- Respuesta: El ejercicio consiste en responder a un cuestionario. Por ejemplo:
1-¿Dónde estará ahora el agua con la que se lavó la cara esta mañana?
2-¿De qué color son los bereberes?
3-¿Tiene experiencia previa?
4-¿Quién mete tanto ruido?
5-¿Qué piensan los sapos de las luciérnagas?
6-¿Cada cuánto tiempo?
7-¿Cómo es la guerra?
8-¿Quién se llevó el jarrón?