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Gianni Rodari

Con esta misma intención lúdica, Rodari (1920-1980) fue introduciendo sus experiencias en la escritura y la lectura en la escuela desde que comenzó como profesor en los años 40.

Cuenta que fue en la lectura de los Fragmentos de Novalis donde encontró la clave de lo que sería en adelante su trabajo: Cuaderno de Fantasía: no apuntaba las historias, sino el modo en que nacían, los recuerdos que descubría, todo aquello que ponía en marcha palabras o imágenes.  

La creatividad para Rodari significa la capacidad de pensamiento divergente, la de romper los esquemas de la experiencia y la lógica, la de hacerse preguntas, de buscar problemas, de afrontar retos a pesar de los peligros, la de tener un pensamiento independiente, autónomo. Estas son las características de una mente creativa.    

Su Gramática de la Fantasía, el arte de contar historias, publicada en 1973 con sus experiencias, es todavía hoy un referente para maestros y profesores de escritura para construir historias y crear dinámicas grupales. No parece mal ejemplo: 

No fui tal vez un maestro aburrido. Un poco por simpatía y otro poco por ganas de jugar, les contaba a los chicos historias sin la menor referencia a la realidad ni al sentido común, y las inventaba sirviéndome de las “técnicas” alentadas y a la vez escarnecidas por Breton.