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La escritura y el aprendizaje

Quizá la sensación más placentera de la escritura (aunque tiene también algo de angustioso) sea tomar las decisiones. La escritura siempre nos pone en esa situación de elegir, sin saber de antemano hacia dónde nos lleva esa decisión. Escribir tiene que ver con el hallazgo, no con la repetición mecánica de lo conocido. Por lo que la escuela parece el lugar adecuado para su práctica, como si fuera -lo hemos dicho otras veces- un laboratorio del lenguaje. Pero un exceso de tecnicismos, de celo en la aplicación de reglas y prescripciones en la escritura, ha provocado lo que Giroux (1990) llamó un crudo instrumentalismo divorciado del contenido. Si, por el contrario, lo que se busca es que la escritura llegue a ser una herramienta de conocimiento, es preciso poner a los alumnos en una posición activa y productiva con el objeto que están conociendo. Plantearse la escritura más como un trabajo en progreso, un estar conociendo que un mero fijar conocimientos.

Gianni Rodari sigue siendo un referente para el desarrollo de la expresión escrita. Y en la bibliografía hay otros títulos que pueden ayudar al coordinador. Pero tenemos que insistir en que a escribir se aprende leyendo y pensando y hablando y dialogando y compartiendo ideas y divirtiéndose. Y, desde luego, escribiendo. Y que escribir es, además del dominio de las reglas del lenguaje, mostrar lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos, material extremadamente frágil, por lo que debe ser comprendido desde la misma vivencia por aquel que coordina el grupo.

Constreñir la práctica de la escritura y la lectura a los objetivos del área de lengua no tiene sentido. Es esencialmente trasversal. Un instrumento que sirve para la educación en general, para la formación integral de la persona: Primero porque el lenguaje es el instrumento de comunicación que permite profundizar en el conocimiento de cualquier materia al propiciar el desarrollo de la destreza intelectual y emocional del alumno. Al igual que su sentido crítico, y su sentido estético, que debe ir desarrollando con sus descubrimientos y con el contraste de sus opiniones e ideas con las de los demás. Pero también porque tanto el trabajo de escritura individual, compartido luego con los demás compañeros, como el realizado en pequeños grupos supondrán un elemento amalgamador, que ayudará a la participación de los alumnos a expresar sus opiniones, a pensar en voz alta con los demás y a conseguir así la conciencia de unos esquemas sociales más igualitarios.